EDUARDO AGÜERA NOS REGALA UN NUEVO RELATO DE TERROR. DISFRUTEN DE SUS HISTORIAS.
LA HERMANA DEL INFIERNO
Sofía es una niña adolescente de catorce años, una joven alegre y divertida, que le encanta salir con sus amigos y ayudar a todo el mundo. Sin embargo, Carla es gemela de Sofía, es todo lo contrario, perversa y amante de la maldad, le gusta todo lo relacionado con al satanismo. Siempre va vestida de negro y su habitación está adornada como si estuviese en el mismo Infierno.
Una tarde salieron las dos hermanas a un centro comercial de la ciudad, ellas viven en Montreal. Fueron con un grupo de amigos del instituto. Jesús, un joven fuerte y atractivo, todas las chicas del instituto andan locas por él, hasta que un día tuvo un misterioso accidente. Iban de excursión por unas montañas, desgraciadamente cayó de una altura de más de doce metros, por suerte no se mató, pero sí quedó tetrapléjico. Sofía, siempre sospechó de su hermana, pero no tuvo pruebas claras para culparla.
Cuando llegaron a casa tuvieron una acalorada discusión.
–¿Crees que no te vi empujar a Jesús? No entiendo por qué mamá te defiende tanto. Voy hablar con papá a decirle todo –comenta Sofía.
Carla salta de la cama y la tumba contra el colchón se sube encima y le agarra los brazos, para evitar que ésta se mueva. Intenta resistirse, pero su hermana le amenaza con matarla.
–Si le dices a papá lo que acabo de hacer, juro que te haré la vida imposible. ¡Queda claro!
Sofía intenta soltarse y Carla aprieta la frágil garganta de su hermana. Cuando vio que estaba quedando morada dejó de oprimir y comenzó a reírse a carcajadas. Parecía una sensación como si estuviera poseída.
–¡Estás loca, casi me matas, quiero que te quites de encima! No voy a decir nada, ¡estás loca!
Sofía comienza a toser, a intentar coger un poco de aliento hasta que consigue coger un poco de oxígeno. Su padre abre la puerta de la habitación.
–Buenas noches, hijas. ¿Os habéis enterado de ese pobre joven? Parece ser que estudia en vuestro instituto. Tuvo un accidente en las montañas, parece ser que cayó por una ladera, se ha roto el cuello y la espina dorsal.
Sofía quiere decirle a su padre todo lo acontecido, pero su hermana le hace señas con una mirada de asesina.
–¿Qué quieres contarme, Sofía?
–No… nada, me da mucha pena lo de ese chico, estudia en la clase de al lado –responde Sofía.
Su padre arruga el entrecejo.
–¿Conoces a ese estudiante?
Carla interviene:
–Nosotras entramos en el parque y recorrimos las montañas para ver a los osos, iba con nosotros ese joven, pero resbaló. Fue horrible ver a Jesús con la cabeza destrozada contra el suelo.
Su padre se sienta en la cama y les da un abrazo a las dos jóvenes.
Su madre, sube por las escaleras y entra en la habitación.
–Buenas noches, hijas. Tengan cuidado cuando salgan, hay muchas personas que les encantan hacer daño. Vosotras disfruten mucho y eviten los peligros.
Carla, le da un abrazo a su madre.
–Madre, os quiero mucho, nosotras vamos a lugares a divertirnos sin hacer daño a nadie.
Sofía mira a su hermana de una forma terrorífica e intenta comentar algo, pero recuerda lo que le dijo Carla e intenta disimular.
–Madre, sabéis lo de Jesús, no fue un accidente, alguien le empujó.
Carla vuelve a mirar a su hermana, como si sus ojos se le salieran de sus órbitas.
El padre de las dos hermanas es policía y no le cuadra lo que le dice Sofía.
–Cómo sabes que fue empujado, seguramente vosotras vieron algo. Digan la verdad. De todas formas revisaré todas las cámaras de seguridad a la entrada del parque. Debe haber alguna pista.
Sus padres salieron de la habitación y se fueron a descansar. Sobre las tres de la madrugada Sofía despierta y se da cuenta que su hermana no está en su habitación. Baja por las escaleras y ve que está manipulando el gas de la vivienda. Rápidamente corre a la habitación de sus padres, pero se da cuenta que están muertos. Han sido apuñalados y lo que quiere Carla es quemar toda la casa para no dejar pruebas.
Sofía coge su batel de beisbol y baja despacio al sótano. Carla abre el gas e intenta prender fuego a la casa. Un fuerte golpe en la cabeza hace que Carla caiga al suelo. Acto seguido, cierra las llaves del gas y sube por las escaleras, justo cuando va a cerrar la puerta del sótano siente unas manos que le agarran por sus tobillos y ésta cae rodando.
Carla está viva y tiene un gran cuchillo en la mano. Se produce un forcejeo y Sofía logra escapar por una pequeña ventana del sótano.
Sofía va a la comisaría a denunciar a su hermana sobre las muertes de sus padres y del accidente de Jesús. Pero la policía no cree en la versión de la joven y es detenida. Su hermana Carla denuncia a su hermana como principal causante de las muertes de sus padres. Había colocado el arma homicida con las huellas de Sofía. Durante el momento del forcejeo era una coartada para que su hermana dejara sus huellas sobre el cuchillo. Sofía fue detenida y condenada por homicidio.
En el aeropuerto de Montreal se puede observar a una joven atractiva de cabellos rubios y gafas de sol oscuras va, acompañada de un atractivo piloto.
–Vamos a un lugar paradisiaco donde nadie nos encuentre –comenta la joven.
El piloto le da un beso y añade:
–Pasaremos nuestra luna de miel en Nueva Zelanda, ¿te parece?
–Mientras esté a tu lado, me da igual el lugar. Me encanta el amor, deseo estar contigo toda mi vida.
Alguien, avisa a la joven. Son varios policías. Ella cree que le han descubierto.
–Perdona señorita, se le caído su cartera.
La joven da las gracias y cuando sube al avión abre su cartera. En el interior hay unas inscripciones en latín y una tarjeta donde dice: Salve portae inferorum (Bienvenida a las puertas del Infierno). Carla sonríe de una manera cínica y malvada, y se ve en la distancia el avión despegando del aeropuerto de Montreal.
FIN.
DISFRUTEN DE SUS LIBROS.
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