EL COLECCIONISTA DE CADÁVERES
Era el 10 de octubre de 1978. Inglaterra
Syser es un doctor muy cotizado. Tiene cincuenta años y es bastante atractivo. Se ha especializado en cirugía craneal. Su vida era aparentemente normal, hasta que llegaba a su casa y se transformaba en una persona frívola, sin contemplaciones y todos los días asesinaba a una mujer de características muy similares a la de Mary, su gran amor.
LONDRES
Seis años antes
El doctor llega a su casa después de una larga jornada de trabajo. El director lo ha felicitado porque se ha convertido el cirujano craneal más importante de Harley Selton. Mary es su mujer, tiene diez años menos que él y es de esas mujeres hermosas que parecen diosas griegas. Cuerpo delgado, cabello largo y trenzado. Se encontraba sentada en un sillón leyendo.
Syser se acerca y le da un beso.
–Cómo estás querida, llevo unos días observando que tienes cierta debilidad y no puedes mantenerte en pie. Hoy he tenido una operación de casi nueve horas y ha sido un éxito.
La mujer intenta levantarse, pero sus piernas no le responden.
–Cada vez siento más dolor en la espalda y mis piernas no sostienen mi cuerpo. No sé pero presiento que tengo algo grave.
El doctor se sienta a su lado y le da un beso en la frente.
–No digas eso amor mío. Eres lo que más quiero en esta vida y seguro que mañana estarás mejor. Te duele la cabeza y tus piernas no te responden. Mañana, vamos al hospital y te hago un escáner.
Mary llora por la impotencia.
–Llevo muchos días así. No siento mejoría. Tú pasas todo el día en ese hospital y cada vez, se me hace más difícil soportar los dolores. Esta mañana sentí un hormigueo por los dedos de los pies y cuando fui a coger un vaso, no pude cogerlo, se me cayó al suelo.
Syser sabe perfectamente que su mujer tiene una enfermedad neurodegenerativa, piensa que es bueno no transmitir a su mujer la gravedad de su enfermedad.
Al día siguiente Mary no puede levantarse de la cama, su cuerpo no le responde y no puede hablar, sólo puede comunicarse con su mirada. El doctor llama a una ambulancia y rápidamente es hospitalizada. Syser no se separa ni un instante y permanece durante más dos meses. Le detectan Esclerosis Lateral Amiotrófica, cuya enfermedad depende del Sistema Nervioso se queda sin neuronas y ataca la Medula Espinal.
Su mismo marido le diagnostica la extraña enfermedad. Sin lugar a dudas, es consciente y llevársela a casa. Prefiere pedir unos años para estar a su lado y cuidarla, darle mimos hasta el día de su partida.
Syser pasa seis años, cada vez más enamorado, incluso ella pide la eutanasia para no sufrir, aunque su marido no está conforme, piensa que puede curarse. No puede comer, todo tiene que ser molido y con una cañita de plástico es con lo único que puede para poder comer.
–Amor mío, no voy a dejar que te mueras, quiero que seas feliz. Voy a cuidarte y saldrás adelante, te lo prometo.
El doctor está tan enamorado, que pierde la cabeza y no es consciente de la gravedad de su mujer. Lamentablemente Mary fallece y su marido cree que está viva. Durante días convive con el cadáver y siente como se marchita. No soporta ver la belleza de su amada cómo se va marchitando y prefiere asesinar a mujeres jóvenes, para así reconstruir su rostro.
Durante más de tres meses fue asesinando a mujeres y fue reconstruyendo a su mujer. Los ojos era de un cadáver que tenía en una nevera. Le puso cabello, incluso reconstruyó su nariz. Poco a poco fue matando a muchas mujeres y colocando nuevas neveras. Su mujer quedó como una auténtica princesa.
La policía sospechaba de él desde el primer momento. Pero no hubo pruebas para culparlo. Syser era una persona muy lista y nunca dejaba pistas en sus asesinatos. Siempre actuaba con sus víctimas con una inyección letal y apenas dejaba rastro.
El doctor se dio cuenta, que la policía le pisaba los talones, hasta que decidió fugarse del país. Hay constatación el cual, vive en un país del este de Europa, pero las autoridades no han conseguido detenerle. Parece ser, que sigue con su mujer, porque cree que en algún momento va a regresar a la vida.
Tras los registros en Inglaterra. Los agentes quedaron asombrados ante el descubrimiento tan macabro alrededor de unos ochenta cadáveres sin identificar, todos femeninos y estaban perfectamente diseccionados. Había cadáveres que le faltaban pechos, rostros, cabellos, brazos y piernas.
En el sótano de la casa tenía montado un quirófano muy bien organizado y, allí era donde practicaba sus operaciones, donde cada día veía a su mujer cada vez más hermosa.
La policía no tiene la sospecha dónde podría estar este asesino en serie, que no dejaba ningún tipo de pistas. En 1990 hallaron su cuerpo sin vida junto al de su mujer, en una vivienda en Belgrado. Había decidido poner fin a su vida y reunirse con su mujer. El cuerpo de Mary era un auténtico maniquí, estaba perfectamente conservado e incorrupto.
FIN.
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