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ASESINATOS EN LA MONARQUÍA
Un suceso realmente tormentoso en cuanto a la monarquía de Francia en el siglo XII. Un rey de poder y sin resolver los sucesos extraños que ocurrían en palacio. Un monarca con carácter, fuerte y sobre todo valorado en el campo de batallas. Venció innumerables conflictos en lugares muy dispares. Felipe II fue proclamado a los catorce años, aunque tuvo un accidente mientras iba de caza. Casi le cuesta la vida. Luis VII, su padre falleció en septiembre de 1180. Cuando cumplió los quince, fue proclamado como rey de Francia. Su vida no fue fácil, se vio marcado por el poder y fue perseguido por numerosos monárquicos para acceder al trono francés.
Felipe, descubre que su padre fue asesinado. Una trama de misterio rodea el joven rey francés. ¿Quién pudo matar a Luis VII?
Un miembro de la caballería descubre una trama entre el arzobispo, Guillermo de Blois, su tío e Isabel de Henao, reina y esposa de Felipe II, fueron los culpables del asesinato del rey, Luis VII.
Según las investigaciones de este valiente caballero, fueron amantes. El arzobispo quería renunciar a la Iglesia y ser rey de Francia.
Desgraciadamente los planes no salieron bien. Ambos fueron condenados y encerrados en la prisión de Montex, en Montpiller.
Días después aparecieron muertos.
Felipe II, llamó al caballero responsable de la investigación, para descubrir qué ocurrió realmente a su tío y su mujer, Isabel.
–Majestad, entiendo que no es sencillo aceptar que su mujer fue condenada como autora de la muerte del rey Luis. Su tío fue culpable, quería el poder –. –En esa prisión algo les ocurrió y murieron. –Probablemente fueron asesinados por los mismos guardias –dijo el caballero.
–Todavía no entiendo a mi mujer. Una asesina, conviviendo con ella durante diez años. Ella afirmó que mi padre se había caído del caballo. No fue verdad, ella misma aprovechó cuando estaba solo, sin escolta y le asestó varias puñaladas. Mi tío, el arzobispo planeó el asesinato. Lo peor de todo, estaban juntos –comentó el rey.
–Sí, desgraciadamente se veían muy a menudo. Ella seducía al arzobispo, quizás ella lo mató en prisión. Voy a investigar. En cuanto sepa algo os informaré. Voy avisar a la guardia para que custodien el castillo y no deje entrar a nadie –comentó el caballero.
El rey se sentía muy triste y traicionado. Con tanto poder y había sido engañado con tanta facilidad. Incluso cuando tuvo el accidente mientras cazaba, iba con su mujer. Él no recuerda qué sucedió. Una flecha atravesó su espalda, casi le cuesta la vida.
El caballero y tres guardias más fueron a la prisión de Montex.
La prisión se había formado un gran incendio, todos los presos murieron, no hubo testigos. ¿Se habría escapado Isabel y habría intencionado el incendio?
Los guardias no encontraron pruebas. Había una veintena de presos quemados. Los guardias habían muerto.
El caballero decidió ir a Montpiller, investigar en la ciudad.
Descubrió algo realmente extraño. El arzobispo había muerto en el incendio, pero según algunos habitantes, nunca hubo una mujer entre los presos. Ella había escapado y estaba viviendo en la ciudad. Había cambiado de identidad. Incluso se casó con un duque. El caballero se extrañó cuando días después, el duque y ella habían muerto en extrañas circunstancias.
Al caballero no le cuadraba, alguien sabía los pasos de Isabel y acabó con su vida.
¿Realmente la asesina es ella? Los guardias que acompañaban al caballero lograron localizar a un preso que estuvo con el arzobispo.
El caballero lo interrogó. Jamás había llegado Isabel a prisión. ¿Quién fue el que prendió fuego a la prisión?
–Ahora lo entiendo. El asesino es Felipe II. Él mató a su padre para acceder al trono. Quiso culpar a su tío y a su mujer y hacer creer que fueron amantes. Después mató a su mujer, nunca se casó con el duque. Él provocó el incendio, porque su tío sabía la verdad –dijo el caballero.
Los guardias fueron a palacio. El rey no estaba. Había huido.
El castillo estaba deshabitado. Se había trasladado a Dinamarca. Allí conoció a Isambur.
El caballero siguió su pista y dio con su paradero.
Felipe II iba con su nueva esposa, habían contraído matrimonio. Quería poseer la corona danesa.
–Majestad, he descubierto la verdad. Eres un asesino. Vos matasteis a la reina. He descubierto quién mató al rey Luis VII. Su propio hijo –dijo el caballero.
Isambur empujó al rey y corrió hacia una colina.
–¡Asesino! –gritó Isambur.
El rey desenfundó su espada y luchó contra el caballero.
–No vas a salir vivo. Nadie te creerá –dijo el rey.
Los soldados custodiaron a Isambur.
El rey empujó al caballero y cayó por un acantilado.
Los soldados emprendieron contra el rey, éste mató a los tres. Sólo quedaba Isambur.
–Amor mío, no tengas miedo, estarás mejor en el Reino de los Cielos. Dios te protegerá. El rey anduvo lentamente con la espada manchada de sangre.
–Ella sentía mucho miedo, pensó que había llegado su hora.
El rey había caído por el acantilado. El caballero se había quedado enganchado en una roca y pudo trepar, él mismo lo empujó y acabó con la vida de Felipe II apodado como Augusto.
El caballero se enamoró de Isambur y se quedaron a vivir en Dinamarca.
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