Una hermosa doncella paseaba por las hermosas calles de Cherter, Irlanda. Estaba cabizbaja, su rostro reflejaba tristeza. Vestía un elegante traje blanco.
Un caballero se detuvo al ver semejante belleza.
-¿Qué os pasa bella doncella? Preguntó el honorable caballero.
-Siento mucha tristeza. Mi corazón no palpita -aseguró la doncella.
-¿A qué se debe? ¿Os puedo ayudar si me lo permitís?
-Nunca me he enamorado. Me encanta amar, pero jamás he encontrado el amor adecuado -dijo la doncella.
-Cierra los ojos y deja que tu alma sienta el amor. Agarra mis manos -admitió el caballero.
La doncella hizo caso y cerró los ojos. Cuando los abrió, el caballero comenzó a besar sus delicados labios.
Ella sintió a su corazón y dijo.
-Ahora siento amor. Todo lo que me rodea es paz. Y la hierba comienza a brotar, adornada por bellas amapolas.
-Mi hermosa doncella. Siempre he estado enamorado de vos. Recuerdas cuando éramos pequeños. Estabas en el lago y casi te ahogas. Yo te salvé. Han pasado diez años, y no he dejado de amarte ni un solo instante -comentó el caballero.
-Eso era mi tristeza, sentía el amor, pero no lo veía. Ahora está a mi lado el hombre de mi vida -añadió la doncella.
La enamorada pareja se unieron para siempre y se fueron a vivir a Lorter, al este de Irlanda.